Miércoles. Me levanto a mediodía, no por flojera sino porque escucho en sueños En la orilla de tu emoción. Creo que me obsesiona, y me preocupa que se vaya a perder.
Desayuno un bistec, un bolillo, un vaso de jugo de naranja y una taza de café
con leche. Termino y me voy al patio de atrás, bajo un Sol rico, a leer el
libro que me recomendó mi hermana Beatriz (Un hombre, de Oriana Fallaci).
En la tarde, juego
Maratón en Tokio con Gerardo, Marugenia y Juan Carlos. Como a las 6:30, llama
Octavio por teléfono, para avisarnos que él y Óscar ya se han puesto en
contacto con Ernesto, El Chinchulín: nos ofrece una mezcladora y dos bocinas a
bajo precio.
Como a las 8:15 de
la noche llego a casa de Octavio, quien me dice que El Chinchulín aún no se ha
comunicado aún. A ver si mañana...
Termino el día
metido en el libro de Oriana. No puedo soltarlo.
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